martes, 17 de abril de 2012

Caer en la trampa...

El equipo de fútbol del Barça, de los mejores jugadores de la liga española ya está en la semifinal de la Champions Leage.
Hoy todos hablan de cual de los dos equipos ganará. Las rivalidades de cada uno en esa liga no les deja disfrutar del éxito conseguido por unos profesionales que tienen claro que lo importante es conseguir el éxito con el equipo en el que juegan. Que todos son importantes y que el color de la camiseta no es lo que marca su calidad, antes bien es su calidad lo que les hará llevar una u otra camiseta.

Los políticos no se ponen de acuerdo sobre que es prioritario:
El bien común, que debería ser la causa y razón de su actividad política o
La conservación del poder en aras a su bien común. Es decir a estar ellos comúnmente bien.
Con el fin de conseguir este último rivalizan en vacuidad, vacíos de contenido, en sus mensajes y acciones destinadas al bien común.
Con frecuencia nos explican su "sueño de una noche de verano" en que con sus propuestas y realizaciones solo hacen que la vida pública sea cada vez más pública pero menos vida.


Pensaba yo, en esta mañana primaveral con 20 ºC a las 12 horas, en cuantas rivalidades hay que ir sorteando cada día, a pesar de que lo importante es hacer bien lo que haces.
Decía el Domingo a los que tengo más cerca : "He caído  en la trampa".
Quedaban sorprendidos, pues no sabían aún de que les estaba hablando.
Me expliqué. Cuando hace tres años decidí volver a la Universidad, a mi edad, tenía un múltiple objetivo.
En primer lugar, dedicar parte de mi tiempo a no vagar por la vida.
En segundo, y no menos interesante para mí, seguir aprendiendo, que me queda mucho todavía por aprender.
Y en tercer lugar, "reciclarme" intelectualmente y profesionalmente, para dar salida a mi vida con la misma u otra actividad laboral.
A nivel estudiantil lo que pretendía sobre todo era "ir haciendo"...
Pero ¡he caído en la trampa! Me he dedicado al estudio universitario como si me fuese en ello la vida. He aprendido algo de todo lo que me falta. Mi expediente académico es más que aceptable. Me he esforzado como si tuviese veinte años. He sufrido el estrés propio de los "buenos " estudiantes,...estoy acabando la formación universitaria que elegí, en el tiempo mínimo recomendado,...¡He caído en la trampa! Pero es que los de mi generación tuvimos muchas carencias, dificultades, cansancios, renuncias, privaciones,...para conseguir  aquello que nos interesaba. No nos fue fácil, aunque la memoria sea "el órgano del olvido", más que el del recuerdo, cuando buscamos en ella, encontramos unas vidas complicadas. Vivíamos en continua crisis económica. No teníamos todas las libertades que nos hubiera gustado... pero eramos felices, porque luchábamos por cambiar todo eso, sabiendo que nada nos sería dado gratis... y que lo importante es hacer bien lo que haces, por eso he caído en la trampa....




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