jueves, 8 de julio de 2010

La dignidad del hombre

Acabamos de estrenar la nueva "ley del aborto" o sería más acertado decir la "ley de: aborta!!!".

No tengo edad para acogerme a ella, no me excluye la ley, sino la naturaleza. En la ley todas caben, en la naturaleza no.
No dejo de pensar en los millones de niños no nacidos porque sus madres los mataron. Pero en particular pienso en ese niño que de adulto pudo ser el que diese amor, ayuda, conocimiento, ciencia, solución... a tantas dificultades como se presentan en la vida, sobre todo en la vida de su madre.
En esta cultura de la muerte, que unos pocos han diseñado amparandose en no se qué autoridad, (autoridad viene de autor y ellos no son autores de la vida) que nadie les ha dado pero ellos se han arrogado, no se ha contado con la dignidad del SER HUMANO.
Están haciendo pensar a niñas de 16 años que ellas son las dueñas de su vida y de su cuerpo, y que pueden expulsar de él toda vida que se inicia como si tambien fuese suya. No les han enseñado que son responsables, y lo son, pues han de responder de sus actos ante sí mismas, ante los demás y por encima de todo ello ante Dios.

Tengo varios amigos con hijos adoptados. Cuántos momentos duros en la educación de esos hijos. No todo ha sido un camino de rosas. Dificultades las mismas que con los biológicos y añadida la inquietud que esos niños tuvieron cuándo conocieron su condición de adoptados. Pero que gozo cuándo sus padres les argumentaron sobre la valentía de sus madres de dejarles nacer y no pudiendo hacerse a cargo de ellos darlos en adopción.
Como mis amigos son tan mayores como yo, sus hijos adoptivos, su hijos, son hoy personas adultas integras, integradas, con responsabilidad en la sociedad, algunos con actividad en la vida pública, cientificos, médicos, abogados,...
Sus padres creyeron en la dignidad de la persona, y en su valor sólo por ser persona.

Lástima que haya políticos que crean en el ser humano tan solo como un generador de votos, que engañado puede hacerles creer que ellos son los dueños de la vida, y actuen de forma irresponsable, pensando que no van a tener que responder por lo que hayan hecho.

Como no me siento tranquila sólo pensando que yo esto no lo haré, tome la decisión de hacer algo que contrarestase e incluso acompañada por muchos otros como yo, inclinase el péndulo del reloj de la vida hacia los principios y valores que la hagan más humana. Con el sentido de la dignidad del hombre como bandera que nos aglutina.