lunes, 28 de enero de 2013

La vida de Marta...

Os paso la reflexión de la mamá de Marta Portilo Maestro.   


Buenas tardes,
Queríamos daros las gracias a todos los presentes y los que nos han acompañado, desde cerca y desde la distancia, familiares, amigos y anónimos que han vivido en comunión estos nueve meses. Buscábamos palabras para agradecer, explicaros nuestra vivencia, como estamos, etc, etc. de repente, a mitad de esta semana, recibo el primer whatsap de Alicia, ella no es amiga de los móviles. Sólo me decía, ‘te he enviado un correo’, sin más explicación. Cuando le leí, me quedé impresionado, ¡vaya mujer que tengo, impresionante! ¡Cómo ha vivido, meditado y digerido estos nueve meses! Mientras lo leía sólo podía dar gracias a Dios, se me removieron todos los sentimientos, gracias, dolor, emoción.
¿Qué más podía yo decir, añadir? Nada. Me dije, Jesús, haz silencio, medita, no añadas ni una letra que lo estropeas. Esto es lo que hace días que os queríamos transmitir. ¿Quién mejor que una madre? ¿Quién mejor que la madre de Marta?
Desde lo hondo del corazón, esto es lo que ha aprendido esta familia estos nueve meses.

LA VIDA DE MARTA TIENE SENTIDO
La vida de Marta tiene sentido. Marta me ha enseñado a disfrutar de cada instante, a aprovechar cada minuto de vida, a vivir el ahora, a reír mucho, a no agobiarme por pequeñeces. Pero eso no es lo que da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. Marta me ha enseñado que las cosas pueden no ser como yo quiero y, aun así, ser: no se acaba el mundo, se puede ser feliz. Pero eso tampoco da sentido a la vida de mi querida hija.
La vida de Marta tiene sentido. Con Marta he aprendido a no hacer planes, o, mejor dicho, a aceptar que todos son provisionales, y a adaptarme rápidamente y sin fatalismos a situaciones nuevas, una y otra vez. Sin embargo, eso no da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. Ella me ha enseñado a buscar su felicidad, a hacerla feliz cada día, por encima de mis deseos o anhelos. Curiosamente, en su felicidad he ido encontrando la mía. Pero no, el sentido de su vida no es hacerme feliz.
La vida de Marta tiene sentido. Marta me ha hecho rezar. He rezado mucho, como nunca he rezado, y me he puesto en manos de Dios como nunca lo he hecho. Ni siquiera eso da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. Ella ha movido el corazón de muchas personas. De nuestra familia, de nuestros amigos, de nuestros compañeros, e incluso de personas que no nos conocen. Nos hemos sentido muy queridos y acompañados en el sufrimiento, unidos en comunidad de amor y oración. Pero no, no creo que eso sea lo que da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. Jesús y yo ahora nos amamos más, y amamos más a nuestras hijas. Sin embargo, ni eso da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. La he amado y ella me ha amado. Ha sido muy amada y la hemos amado mucho. Me siento tentada a decir que eso da sentido a su vida. Ha sido una niña feliz, y eso tiene bastante sentido. No obstante, no soy yo ni mi amor lo que da sentido a su vida.
La vida de Marta tiene sentido. Dios la ama, y Marta vive para amar y ser amada por Él. Por eso Marta es feliz. Eso le da todo el sentido. Todo lo demás es un regalo, un don enorme que ha enriquecido y ha hecho mejor nuestro mundo, pero la razón de ser de Marta no es regalarnos su amor, sino vivir el amor de Dios, ser su hija querida.
La vida de Marta tiene mucho sentido.

domingo, 20 de enero de 2013

La caja de las "cosas inútiles"


A lo largo del tiempo voy guardando un sin fin de objetos que llegan a mi en distintos momentos, unos más relevantes que otros, cumpleaños, viajes de amigos, los propios viajes... son esos detalles de personas que pasan por mi vida, sabiendo que pueden ser cambiantes, la propia vida y las circusntancias lo diran, pero que en aquel instante se han "perpetuado" en el obsequio. 
Alguien los llama "pongos", por aquello de ¿dónde lo pongo?  
No siempre son acertados, discretos, bonitos o elegantes, pero a mi me gusta conservarlos y cuando ya tengo el estante lleno y la llegada de nuevos "pongos" necesita espacio, los guardo en una caja a la que escribi "Cosas Inútiles".   
Esa caja tambien se llena y voy haciendo colección de cajas de cosas inútiles. Pero lo cierto es que no lo tiro.
Haciendo revisión de armarios, porque no todo cabe en ellos, para seleccionar que puedo, debo o quiero hacer desaparecer, siempre me encuentro con alguna de las consabidas cajas. Me gusta abrirlas y hacer memoria y repasar con los objetos, el instante en que llegaron a mi. 
Veo la persona y saboreo aquel recuerdo. Me sorprendo con lo que evoco y me produce alegría, satisfacción el haber tenido la oportunidad de conocerla, en ocasiones me apena el no seguir manteniendo contacto con ellas, pero al revivir aquella epoca, aquel día, tengo un sentimiento muy especial. Compruebo como se me ha ido llenando la vida de cariño, de afecto, de largas conversaciones, de pequeños instantes felices compartidos, de consejos, de risas, de llantos, de alegrías y dolores,... eso debe ser la felicidad.
En alguna ocasión tengo el "pongo" entre las manos y no recuerdo el nombre de quien lo trajo a mi vida, pero suelo verle la cara, la sonrisa, el deseo de que fuese de mi agrado. Le acompaña mi gratitud hacia ella aún cuando ahora no sepa muy bien quien era y que incidencia tuvieron las relaciones de ella para conmigo. 
Compruebo con estupor, que cada una de esas cosas inútiles deja de serlo cuando lleva asociada un recuerdo del paso de tantos momentos vividos, en compañia de alguien que entonces quiso demostrar lo que yo podía significar para ella, y ello da sentido a siguir guardando tantos objetos en cajas, que ahora ya no son de trastos inútiles.

 

jueves, 10 de enero de 2013

Epifanía

Epifanía. La manifestación de Dios hecho Hombre. 

A Marta Portillo Maestro (27/ 07/2011-07/01/2013) Dios se le ha manifestado tal cual es. Marta ha  sido llevada a su presencia.

Ayer asistí a la despedida terrenal de Marta.

Me he sentido muy cerca de sus padres durante el prceso de su enfermedad, tumor cerebral. Les cocnozco desde mucho antes de casarse, incluso de empezar a salir como novios.

Solo Dios sabe de la fortaleza en la fe que tienen en Él.
El funeral de Marta fué una fiesta de despedida, de alguien a quien se quiere mucho y se sabe que no veremos. 

Durante la Misa los varios centenares de personas que alli estabamos, cantabamos alegres canciones, con júbilo. Las lecturas de San Pablo, los Salmos y el Evangelio, escogidos con el gozo de la esperanza en su reencuentro en Dios.

Sus padres han escrito en el recordatorio, "Nos has hecho rezar, nos has hecho mejores"
Se palpaba , se podía tocar , se sentía la fe compartida, la comunión de los Santos, como decímos en el Credo de la Iglesia. 

Al terminar la celebración y despedirnos de la familia, se nos dió a cada uno una de las muchas rosas blancas que le habían llevado y habian presidido la Misa.
La mia sigue ante el portal del Belén que tenemos en casa.

Os hablo de ella, del fin de su enfermedad, porque también os hable al principio, publicando una carta de sus padres en este blog.
Su padre, Jesús, me decía ayer que sus hermanas Paula (6 años) y Maria (4 años), quisieron despedirse de ella y antes de llevarlas al colegio las llevaron a la capilla funebre.

Este es a mi entender el modo en que debemos vivir la normalidad de la muerte, cuando se tiene esperanza en la Resurrección.

Grácias Marta por haber sido mensajero del Amor. Intercede para que cada uno de nosotros lleguemos a ser también un mensajero.