Los padres y madres de todos estos niños, no pensabamos entonces, 1991, qué serían ellos en 2012.
A algunos los vemos en la foto en una fiesta de Primera Comunión. Había otra mesa con más niños, ya que todos no cabían en una.
Sus edades oscilaban entre los dos y los trece años, más o menos.
Nuestras procupaciones y nuestros interéses, eran que fuesen niños felices, sanos, fuertes, ... deseabamos que aprendieran a ser amigos de sus amigos, amables con todos, estudiosos, honrados,... pero ¿qué padre o madre no espera eso de sus hijos?.
El futuro era incierto, pero aún no nos agobiaba, estaba lejos de nuestro horizonte temporal. Nuestra atención era inmediata, todavía teníamos algún sarampión, dientes por caer, ortodoncias que se iniciaban,... en fin cosas de niños.
Los zapatos tenían que ser deportivos y durar al menos tres meses. Entre lo que crecían y cómo los gastaban en sus juegos, era una "ruina" familiar, cuando tocaba comprar calzado.
Ninguno de ellos había empezado el bachillerato, o BUP, le llamaban entonces. Seguían en la enseñanza obligatoria. Lo cual equivalía a no haber tenido que plantearse de una forma seria a que deseaban dedicar su vida profesional.
Sus resultados académicos eran adecuados, unos brillaban más que otros, pero todos tenían luz propia y dificultades también propias.
Nos encontrabamos con hijos normales y dificultades a veces no tan normales.
Dos de los presentes tenian sindrome TDAH (Trastorno Deficit de Atención e Hiperactividad). En esa época casi nadie daba un céntimo por su futuro. Hoy tiene dos o más titulaciones que les colocan en el mundo como al resto. En ese otro resto hay: un médico, varios ingenieros en distintas especialidades, un arquitecto, Dr. en Biología, Odontólogos, Psicólogos y Relaciones Laborales, Publicistas, Licenciados en Derecho, Diplomados en Enfermeria... y de entre todos ellos tambien los hay con dos titulos universitarios y varios Postgrados... Incluso hay una religiosa en Chile... Todos han pasado por la Universidad
Nosotros los padres y madres estamos más que satisfechos por como han ido respondiendo a todos los esfuerzos, dedicación, ayudas, comprensión, cariño,... a alguna lágrima o muchas derramadas en el empeño por hacer que nuestros hijos alcanzasen las metas que fueron fijandose.
Si a veces pudimos "meter la pata" (equivocarnos), Dios puso su mano
