lunes, 1 de junio de 2015

"¿Libertad, para qué...?"

Ayer hice una constatación, que me ha dejado impresionada. 
Después de tantas polémicas sobre las manifestaciones verbales o sonoras de lo que piensan o les gustaría pensar a algunos (o muchos, muchísimos) edité en mi perfil de FACEBOOK y TWITTER el artículo 20 de la Constitución Española, que dice:

1. Se reconocen y protegen los derechos
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c) A la libertad de cátedra.
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
3. La ley regulará la organización y el control parlamentario de los medios de comunicación social dependientes del Estado o de cualquier ente público y garantizará el acceso a dichos medios de los grupos sociales y políticos significativos, respetando el pluralismo de la sociedad y de las diversas lenguas de España.
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.
5. Sólo podrá acordarse el secuestro de publicaciones, grabaciones y otros medios de información en virtud de resolución judicial.
Pocas, muy pocas, personas han expresado su apoyo a esa publicación, la cual cosa me lleva a la siguiente reflexión.:
  1. Que no todos están a favor de la libertad de expresión, tal como la refleja la CE.
  2. Que como conozco a algunos que se apoyan por su derecho a expresar lo que piensan o quieren, aunque a veces no piensen en lo que están diciendo, entiendo que la Ley solo es aplicable en algunos supuestos (el suyo).
  3. Que la presunción de lo que ha de suceder, conlleva a la descalificación previa y posterior de quienes lo hacen suceder. siempre bajo la misma óptica, la del descalificador, sin tener en cuenta, que en aquellos asuntos que son opinables, las diferencias de criterio son las que nos llevan a defender con vehemencia "lo que yo pienso"...porque la razón queda eclipsada por "las razones".
  4. Que la LIBERTAD es un Don Supremo. Que nacimos libres, "porque así lo quiso Dios", que decía mi abuela, una mujer del siglo XIX, con muchísimo sentido común.
  5. Que LA VERDAD nos hace libres, y una cosa es lo opinable y otra el "dogma". Y desde luego no es dogma que todos tengamos que tener la misma opinión sobre lo no TRASCENDENTE.
  6. Que...Nadie es menos que yo, o más deleznable, o menos respetable, o mejor ciudadano, o ama más que yo,... por tener opiniones distintas a las mías, en todo aquello que es opinable.
Como decía Eric From en "El Miedo a la Libertad": "¿Libertad, para qué...?", libro que leí cuando tenía 15 años y dejó su impronta en mi.

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