domingo, 20 de enero de 2013

La caja de las "cosas inútiles"


A lo largo del tiempo voy guardando un sin fin de objetos que llegan a mi en distintos momentos, unos más relevantes que otros, cumpleaños, viajes de amigos, los propios viajes... son esos detalles de personas que pasan por mi vida, sabiendo que pueden ser cambiantes, la propia vida y las circusntancias lo diran, pero que en aquel instante se han "perpetuado" en el obsequio. 
Alguien los llama "pongos", por aquello de ¿dónde lo pongo?  
No siempre son acertados, discretos, bonitos o elegantes, pero a mi me gusta conservarlos y cuando ya tengo el estante lleno y la llegada de nuevos "pongos" necesita espacio, los guardo en una caja a la que escribi "Cosas Inútiles".   
Esa caja tambien se llena y voy haciendo colección de cajas de cosas inútiles. Pero lo cierto es que no lo tiro.
Haciendo revisión de armarios, porque no todo cabe en ellos, para seleccionar que puedo, debo o quiero hacer desaparecer, siempre me encuentro con alguna de las consabidas cajas. Me gusta abrirlas y hacer memoria y repasar con los objetos, el instante en que llegaron a mi. 
Veo la persona y saboreo aquel recuerdo. Me sorprendo con lo que evoco y me produce alegría, satisfacción el haber tenido la oportunidad de conocerla, en ocasiones me apena el no seguir manteniendo contacto con ellas, pero al revivir aquella epoca, aquel día, tengo un sentimiento muy especial. Compruebo como se me ha ido llenando la vida de cariño, de afecto, de largas conversaciones, de pequeños instantes felices compartidos, de consejos, de risas, de llantos, de alegrías y dolores,... eso debe ser la felicidad.
En alguna ocasión tengo el "pongo" entre las manos y no recuerdo el nombre de quien lo trajo a mi vida, pero suelo verle la cara, la sonrisa, el deseo de que fuese de mi agrado. Le acompaña mi gratitud hacia ella aún cuando ahora no sepa muy bien quien era y que incidencia tuvieron las relaciones de ella para conmigo. 
Compruebo con estupor, que cada una de esas cosas inútiles deja de serlo cuando lleva asociada un recuerdo del paso de tantos momentos vividos, en compañia de alguien que entonces quiso demostrar lo que yo podía significar para ella, y ello da sentido a siguir guardando tantos objetos en cajas, que ahora ya no son de trastos inútiles.

 

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